sábado, 12 de enero de 2008

El precio de la esperanza

29 de Diciembre de 2007

Cada día sube el precio de la esperanza. Si, sí, como lo oyen, no solo sube la gasolina y las hipotecas. Y es que veo a mucha gente que ya no puede pagarla. Me refiero a eso que tanto he oído últimamente: "Yo ya no tengo esperanzas de que me cuenten la historia de amor mas bonita jamás contada", "Yo ya no tengo esperanzas de que los guionistas vuelvan a encauzar la serie". El desanimo se ha apoderado de muchas espectadoras, la esperanza escasea y por eso sube su valor. Y esto es como una epidemia, o una pandemia, vamos una enfermedad de las gordas, de esas que se propagan por el aire.

La enfermedad en sus orígenes tiene fácil cura, pero entonces es difícilmente perceptible, es una simple desgana casi impredecible, ves la serie, pero no sabes porque, ya no te emocionas como antes. Supera varias fases, la primera de desánimo mientras te recluyes voluntariamente en lo más recóndito de tu ser, el paciente piensa para sus adentros que la serie esta estancada pero...¡¡ a ver si la semana siguiente pasa algo interesante!!, sin decir nada a nadie, solo a tí mismo, como auto convenciéndote de que sigues tan enganchada a tu serie como al principio. Cuando el desánimo y el silencio dan paso al aburrimiento llega la segunda fase. Ya cansados de esperar semanas y semanas a que pase algo que te emocione en la novela, la ilusión y el hecho de que llevas mucho tiempo siguiéndola y quieres ver el final, es la única medicina que te mantiene con vida, ¡¡ después de tanto tiempo enganchada y viéndola no lo voy a dejar ahora!! ¡¡No me voy a perder el desenlace!! Entonces llega el verdadero peligro, si el paciente no recibe tratamiento llegados a ese punto la próxima parada será el agotamiento y de ahí a la "tumba". Perdida toda esperanza por ver el amor de los protagonistas que en todo momento quiso ver en la serie, el enfermo busca la autodestrucción escondido entre las mantas, empieza a cuestionarlo todo, a buscar culpas y culpables, a no gustarle nada de lo que antes le gustaba, a molestarse por cosas que antes no le molestaban y se convierte en un ciclo vicioso, cuanto más desanimado y agotado esta de no ver lo que quiere en su serie, menos le gusta, mas le molestan las tramas, y mas desanimado se encuentra... y más se aburre y vuelta a empezar.

Entonces, si los amigos mas cercanos, o los que siguen la serie , normalmente de esa comunidad a la que pertenece, perciben la gravedad del problema, intentarán por todos los medios salvar la vida del enfermo.

Primero airearán la habitación de olores putrefactos arrastrando a la ducha al paciente, todo con mensajes de apoyo, de risas que distraigan, una ducha de sonrisas y largas sesiones de chat donde desahogarse. El humor es el mejor brebaje para el dolor de cabeza. Comida ligera, porque tras la depresión el estómago se achica y no está preparado para grandes festines. Leer con atención y calma comentarios respetuosos sobre muchos otros puntos de vista sobre la serie son una buena receta para ir sanando. Pero eso si, hay que ir ingiriendo esos jarabes de buen grado, no con asco y con una pinza en la nariz como cuando nos daban esos jarabes de sabor desagradable y horrible de pequeños, porque sino se nos indigestan y volvemos a la segunda fase de la enfermedad . Sol para activar la sensibilidad de los ojos dañados, nada como revivir los capítulos que nos emocionaron con nuestros momentos preferidos de la serie para devolvernos esa sensibilidad. Frío para despejar los nubarrones de la mente, para ello lo mejor son los cubitos de realismo cargados de broma. Música, ruido para facilitar la orientación en el espacio después de tantos días de encierro. Para ello bastarán unas gotas de videos musicales que tan generosamente nos traen de la farmacia nuestras enfermeras. Afecto para curar el alma maltratada ,bastará con el afecto que viene del entendimiento de la situación y la enfermedad por la que esta pasando el enfermo, por parte de los que le rodean. No se recomienda beber frustración ni mal humor de más de 90 grados puesto que podría interactuar con el medicamento, provocando el efecto contrario al que se desea conseguir.

El paciente deberá seguir el tratamiento a rajatabla respetando el régimen de salidas, los paseos diarios y las cañas en el bar de la esquina rodeado siempre de amigos.

Se hará un seguimiento de los progresos del sujeto valorando sus posibilidades de readaptación al medio, en este caso el televisivo, el de la serie. Si el corazón no ha sufrido daños irreversibles estará preparado para sentir de nuevo en cuestión de semanas la ilusión , la esperanza por su serie, aunque se recomienda calma, no todos los cuerpos responden de igual forma y es probable que decisiones precipitadas al reenganche ocasionen la vuelta a la depresión, con fatales consecuencias.

Si tienen alguna duda, consulten con su psicólogo, yo lo hice. Me recomendó tener a mano siempre un botiquín psicológico con:

Tijeras: para separar las cosas malas, y eliminarlas.
Gasas: para no abrir heridas del pasado.
Aspirina: para ayudar a pasar los malos ratos.
Chocolate: para subir el animo.
Mini-extintor: para apagar el enojo y el mal humor.
Algodón: para absorber "las malas vibras".
Apósitos esterilizados: para sanar heridas.
Desfibrilador: para darle un golpe de vida a alguien que lo necesite después de una decepción o gran tristeza.
Linterna: para buscar una mejor solución cuando los problemas nos agobien.
Suero: para limpiar heridas y si se administra vía intravenosa, para nutrir las esperanzas.
Ragatanga: premio a un "buen paciente".
Pinzas: para tratar situaciones difíciles con cuidado.
Hielo: para no dejarte llevar por las emociones en un momento limite.

Y recuerden, el abuso de pesimismo deteriora la salud, vigilen su corazón y aliméntenlo de cosas buenas, el amor es el principal ingrediente para un cuidado saludable.

Y no pierdan la esperanza, últimamente está muy cara.

No hay comentarios: