6 de Enero de 2008
Se que llevo un importante desajuste capitular, pero estas fechas obligan y los grandes niños y los pequeños de la casa esperan sus regalos, y yo como otra consumidora más, también he estado rondando por los escaparates iluminados que dejarán paso a los tantos por ciento de descuento. En fin, que en estas fechas de familiaridad una se aleja de su rutina diaria para salir al encuentro de los excesos. La única rutina que no se ha visto trastocada por la Navidad ha sido mis ganas de seguir "el retorno del Rey".
Y si espectadoras, el Rey a vuelto más venerable que nunca. No voy a comentar ni cuestionar la cruzada y batalla de nuestro rey, ni la aproximación a su princesa durante esta semana en la que he estado ausente. Estoy segura que todas la habréis podido ver con vuestros propios ojos y vuestros propios corazones. De esta semana me quedan claros dos sentimientos, que desea él y que siente ella. Quizás nuestro rey y nuestra princesita esta semana podrían haber escrito algo así en sus propios diarios:
Diario de un Rey destronado, por el rey Aguilar
Y morirme por estar en sus brazos. Morirme por morir entre sus brazos, morirme por ella, ya no es suficiente, ahora quiero mas, quiero darle mi alma y darle mi ser, morirme a su lado, por siempre arropado por besos y caricias hasta el día de mi muerte. Quiero tenerla, encadenarme a sus brazo, atado a sus besos incluso morir entre sus manos, seria algo agradable, si esta cerca de mi. Y arrancarme el corazón, para poder dárselo. Y gritarle que la quiero, como nadie la ha querido. Y poder demostrarle que lo que digo es verdad, en un sueño sumiso besarla sin pausa, dejando llover mil caricias sobre su piel. Y perderme en su pelo. Rodar en una burbuja dentro su corazón, alimentarme de su amor y vivir en su alma. Olvidar el olvido, sabiendo que nunca me olvidara. Que el amor que siento me da valor para luchar, contra lo que el destino me quiera mandar, pero si su amor yo no tengo, el valor, sin fuerzas, no me sirve. Sentir una catarata sin agua, o un ave sin alas, un sueño sin esperanza, como una carga sin porque, como el deseo de vivir, antes de morir, es lo que siento yo por ti, cuando estoy sin ti, sabiendo que no te tengo.
Y tenerte, no es sinónimo de poseerte, no quiero estar en medio de ninguno de tus caminos, tan solo quiero recorrer junto a ti paralelo uno de ellos, pues solo quiero, amarte y que me ames, ayudarte a seguir adelante. Caminar contigo, juntos, hasta el final, de cualquier lugar, como las vías del tren, como la luna a la noche, o como el sol al día, estar junto a ti día y noche. Soñar despierto a tu lado, contigo, junto a ti, dormirme soñando, soñar que sueño, contigo soñando, despierto a tu lado, contigo, junto a ti, despertarme para seguir soñando.
Diario de una princesa, por Beatriz
Ayer, después de mucho tiempo, volví a recordar lo que se sentía al mirarte, pero esta vez no fue un recuerdo… Estabas frente a mí, mirando al infinito con esa expresión que refleja tus momentos de valor, de preocupación, de soñador nato... Pensé en besarte, pero en esta ocasión, el tira y afloja que siempre mantienen mi cabeza y me corazón se decantó del lado más frío…
Entonces dejé volar mi imaginación, y pude comprobar cómo me acercaba...., te acariciaba la mejilla con la nariz y te rozaba con mis dedos, y te besaba dulce y apasionada con uno de esos besos que te hacen ruborizar, de esos que me hacían agachar la mirada y sonrojarme cuando aún quedaba algo de inocencia dentro de mí… Decidida a dejarme guiar por el que considero el instinto privilegiado del ser humano, buscar el calor de la persona a la que se ama, me lancé creyendo que todas las cartas estaban en juego… Y como el osado pajarillo que abandona el nido demasiado joven… Clavaste la mirada en mis ojos… Y caí… Dejando volar un momento incomparable, y quizás una oportunidad irrepetible…
Voy a tener que olvidarte, definitivamente, en un instante, para no volverme loca, de este deseo que muerde y mi alma no contiene. Abriré las venas bañándolas con la sal de las lágrimas que pujan por ocuparse de mi mal. Enredaré mi memoria en mentiras, ocultándome a mi vista. No puedo continuar. Sin embargo, quizás de la mano de Nacho, saldrá la luz que alumbrará ese camino, rocoso y enhiesto, para liberarme totalmente de la tristeza que mata y seca.Rendida a tus pies amado me arrodillo, suplicando, mi Rey ¿porque sigo sintiendo cuando no quiero sentir? Miro al cielo reclamando. Me has negado, a mi pesar, y sigo sufriendo en mis carnes la lanza que atraviesa la doliente que en mí se está componiendo. Descompongo en estas líneas un sentimiento vano. Al intentarlo, pierde esencia y no refleja, más allá de mi existencia, lo que una sombra móvil sobre esa arena.
Quiero soltar trapo, aminorando mi carga, surcando sobre esa nube de polvo, hasta alcanzar mi alma que perdida entre la nada se ha quedado despistada.
Una mirada. Tan solo una mirada ha bastado.....tan solo un instante, fugaz como un ''te quiero'', impactante como un ''adiós''. Se cruzaron las miradas, ansiosas, anhelantes, perdidas, cansadas y doloridas de tanto correr y nunca llegar. Un sólo instante que lleva miles de te quiero sin respuesta, una resignación y una esperanza tatuada en el corazón quiso asomarse a la pupila de mis ojos, para perderse en tí mi Rey, y escucho el susurro de una agonía, que cada dia se pierde en mi razón.
Quise ser valiente y no llorar, quise ser de hierro y no sentir, quise perderme en el tiempo, en el espacio…. quise solo vivir dejando a un lado el dolor, la culpa y el deseo refugiándome en una mirada que ya ha dejado de existir. Volverán a soplar los templados aires del otoño y volverán a caer las hojas de los árboles, incluso a nevar, se encontraron nuestros ojos y volvió el dolor a dormir sus sentimientos para luego despertar.
Despertaran en cada mirada
dormirán en cada suspiro
vivirán en cada recuerdo
y morirán en cada adiós
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